Hace unas semanas mi hija pequeña me preguntó si teníamos un ejemplar de El Quijote. Pues claro, le respondí y rápidamente lo busqué en la biblioteca de casa. Hacía siglos que no lo abría, el olor de sus viejas páginas, las frases que al vuelo recuperé...
¿Para qué lo quieres? pregunté
Tengo que leer unos capítulos para hacer un trabajo del cole, respondió Blanca.
Ahhh ya, me dije, así leímos todos El Quijote, a trozos durante los largos cursos de la EGB.
El caso es que esa anécdota despertó de nuevo mi interés por El Quijote y me pregunté por qué durante cuatro siglos no ha dejado de leerse, por qué se sigue leyendo hoy... Supongo que una respuesta fácil es porque El Quijote nos cuenta bellamente algo que nos interesa. Sin embargo, sospecho que esa respuesta no llega al fondo del asunto. ¿Qué es ese algo capaz de interesar ininterrrumpidamente a gentes de cuatros siglos y otros tantos continentes?
Se dice que ese "algo" ha variado con los tiempos. En el siglo XVII era la risa. El propio prólogo de la obra dice que con ella "el melancólico se mueve a risa y el risueño la acrecienta" y en esa misma dirección apuntan comentarios de Lope de Vega, Quevedo, Gracián, Moliére y otras grandes plumas europeas. Sin embargo, en el siglo XVIII la opinión dominante cambia. Para los ilustrados la fuerza de El Quijote radica en ser una crítica subversiva a la decadencia de la España de los Austrias. Obviamente los ilustrados querían tener a Don Quijote de su lado. Pero resulta que los románticos pretendían lo mismo en el siglo XIX. Para ellos Don Quijote es el héroe del idealismo elevado en punga con el bajo materialismo. Durante el XX, por lo que me cuentan, la risa ha vuelto a ganar terreno entre la crítica literaria experta. Por mi cuenta añadiría que los postmodernos no pueden ser insensibles a la ironía que elegantemente destila la obra.
¿Quién tiene razón o, al menos, más razón? Todos, o si se prefiere ninguno. la clave de este aparente imposible es sencilla. Eso sí, siempre que se haga algo que pocas veces se hace:diferenciar entre información y significado; porque entre información y significado media, ni más ni menos, que una mente. La información que contiene El Quijote es la que puso en sus páginas Miguel de Cervantes; pero el significado que esa información toma en la mente del lector depende mucho de cómo está organizada la mente del lector.
En épocas y geografías diversas las mentes responden a culturas diversas. La variedad de significados que un mismo texto puede adquirir en culturas distintas se acrecienta todavía más cuando el texto consigue casar verosímilmente referencias contrapuestas. Y en ésto Don Quijote es un maestro... es capaz de resultar a un tiempo subversivo pero legítimo, profundo aunque absurdo y necesario pese a ridículo.
¿...Cuál será el significado de esta obra para esta generación del siglo XXI...?
¿Y por qué cuándo busco imágenes en google sobre El Quijote me aparecen fotos del Ché y de Castro? Este sí que es un buen enigma...